viernes, 19 de octubre de 2012

 ¿QUES ES LA ENERGIA?


El ser humano necesita materiales con los que reparar el desgaste que sufre su cuerpo constantemente y energía para poder moverse y mantener las funciones vitales. Mediante la función de nutrición el hombre toma del exterior materiales (alimentos) que él se encarga de convertir en sustancias propias

La energía la obtenemos de los alimentos. Todo proceso vital supone un sistema de intercambio con el medio que nos rodea, del que conseguimos lo necesario para mantenernos con vida, mediante el consumo de alimentos. Los organismos superiores, entre los que se encuentra el hombre, no somos capaces de fabricar por nosotros mismos las sustancias que necesitamos para vivir; de manera que hemos de obtenerlas del exterior; pero no somos capaces de utilizar todas las sustancias nutritivas, sólo podemos usar hidratos de carbono, proteínas, grasas, minerales, vitaminas y agua. Estos materiales forman parte, en mayor o menor proporción, de los alimentos que tomamos en las comidas.

















Si comparamos nuestro cuerpo con un coche, la energía liberada al consumir gasolina (alimentos) sirve para que el coche ande (trabajo mecánico), que suene la radio (trabajo eléctrico) o para proporcionar calor o frío, según las necesidades (trabajo térmico).
En el cuerpo humano, la energía liberada por los alimentos puede utilizarse de las siguientes formas:
  • Como calor para mantener la temperatura corporal.
  • Como impulsos eléctricos para transmitir mensajes a través del sistema nervioso nervioso.
  • Como energía para mantener el trabajo muscular.
  • En forma de reserva, cuando consumimos demasiada. 

La mayor parte de la energía que consumimos (90 %) la empleamos en el trabajo interno de nuestro organismo; como transportar las sustancias nutritivas a todas las células del cuerpo.
















Wilhelm Reich, padre de la bioenergética y precursor de la terapia corporal, y posteriormente su discípulo A. Lowen analizaron el carácter de las personas desde un punto de vista somático describiendo la interrelación entre la mente y el cuerpo; en otras palabras, investigaron la manera como la experiencia vital se reflejaba en la estructura corporal.
Llegaron a la conclusión de que en el cuerpo se refleja nuestra forma de ser y sentir, nuestra vida emocional. Las emociones son experiencias somáticas, es decir, se experimentan en y pertenecen al cuerpo, y la energía que emana de ellas puede quedar liberada o, por el contrario, bloqueada. Cuando se bloquean o reprimen las emociones se crea un reflejo que deja una huella en partes localizadas del cuerpo, como nos pasa por ejemplo con los dolores de estómago a causa de del estrés o cansancio.

  Los estados de tensión crónica así como los bloqueos de emociones como el enfado, la tristeza y la ansiedad quedan inscritos en la estructura corporal, y pueden provocar diferentes síntomas físicos. Según las experiencias y el tipo caracterológico de personalidad van reflejándose en el cuerpo unas tensiones u otras, y se manifiesta por ejemplo la desconfianza, el vacío, el miedo o la debilidad.
















Así pues, a lo largo de nuestra vida nos vamos formando una coraza de carácter producto de nuestra historia personal, de las tensiones, dolores y miedos, lo que significa que la estructura psíquica se va transformando en la física, y viceversa. Según Reich y sus discípulos, el carácter es un mecanismo defensivo, una forma estructurada de reaccionar ante situaciones conflictivas cuya función primordial es la búsqueda de amor y seguridad.
Aprender a tomar conciencia de la coraza requiere valor y compromiso; sin embargo, el esfuerzo vale la pena porque una mayor apertura emocional aumenta la capacidad para el placer y el amor. Liberarnos de la coraza, disolver barreras para sentirnos más completos y compartirnos con los demás requiere autodisciplina y un contacto más profundo e íntimo con uno mismo.











 Durante el curso de la existencia, diferentes tipos de energía fluyen por el organismo humano. Cada tipo de energía tiene su propio sistema de acción; cada tipo de energía se manifiesta a su tiempo. A los dos meses de concepción tenemos la función digestiva, a los cuatro meses y medio de la concepción se manifiesta la fuerza motriz y muscular, esto va relacionado con el nacimiento de la función respiratoria y pulmonar. A los diez meses y medio, el crecimiento, con todos sus maravillosos metabolismos y los tejidos conjuntivos. Entre los dos y los tres años del niño, se cierra la fontanela frontal de los recién nacidos, quedando de hecho el sistema cerebro espinal perfectamente formado












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 Durante los siete primeros años, se forma la personalidad humana. A los 14 años aparece la energía personal, fluyendo avasalladoramente por el sistema neuro simpático. A los 35 años aparece el sexo en su forma trascendental de emoción creadora. Es al llegar a esta edad cuando podemos fabricar eso que se llama Alma. El hombre normal no tiene Alma, mejor dicho, todavía no es hombre ni tiene Alma.















El animal intelectual, falsamente llamado hombre normal, es una máquina controlada por la legión del "Yo"; éste es pluralizado. "Debo leer un libro", dice la función intelectual; "me voy a un partido de fútbol", dice la función motriz; "tengo hambre, no iré a ninguna parte", declara la digestión; "prefiero ir a donde una mujer", declara el "yo" pasional, etc., etc., etc. Todos estos "Yoes" riñen entre sí. El "yo" que hoy jura fidelidad a la Gnosis, es desplazado por otro que odia a la Gnosis. El "yo" que hoy adora a una mujer es desplazado después por otro que la aborrece. Sólo fabricando ALMA establecemos un principio permanente de Conciencia dentro de nosotros mismos. Aquel que tiene Alma vive consciente después de la muerte. El Alma puede ser creada con la acumulación de energías más sutiles, que el organismo produce, y su cristalización a través de supremos esfuerzos para hacerse auto-consciente en forma total y definitiva. Desgraciadamente, el animal intelectual llamado hombre, gasta torpemente estas energías en apetencias, temores, ira, odio, envidia, pasiones, celos etc., etc.
Es urgente crear la voluntad consciente; es indispensable someter todos nuestros pensamientos y actos al JUICIO INTERNO. Sólo así podemos crear eso que se llama Alma. Necesitamos auto-conocernos profundamente para crear Alma.














 El Cuerpo Vital tiene más realidad que el cuerpo físico. Sabemos muy bien, que cada siete años cambia totalmente el cuerpo físico, y no queda ni un sólo átomo antiguo en dicho cuerpo.

 En el organismo humano existe un cuerpo termo-electro-magnético. Este es el Cuerpo Vital. Dicho cuerpo es el asiento de la vida orgánica. Ningún organismo podría vivir sin el Cuerpo Vital. Cada átomo del Cuerpo Vital penetra dentro de cada átomo del cuerpo físico para hacerlo vibrar intensamente. Todos los fenómenos químicos, fisiológicos y biológicos, todo fenómeno de percepción, todo proceso metabólico, toda acción de las calorías, etc., tienen su base en el Cuerpo Vital. Este cuerpo es, realmente, la sección superior del cuerpo físico, el cuerpo tetradimensional. En el último instante de la vida, dicho cuerpo se escapa del organismo físico. El Cuerpo Vital no entra al sepulcro. El Cuerpo Vital flota cerca del sepulcro, y se va desintegrando lentamente conforme el cadáver se va desintegrando. Al sepulcro sólo entran el cadáver y la personalidad del fallecido.

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